Un coyote lleva un año merodeando por el icónico
parque neoyorquino de Central Park y ha sido avistado recientemente por
numerosos visitantes, confirmó este miércoles la autoridad de parques de la
ciudad.
“Sabemos
que este coyote ha estado merodeando por Central Park durante al menos un año,
pero no se ha recibido ninguna notificación de que el coyote haya causado
incidentes o haya mostrado un comportamiento agresivo”, dijo a Efe una portavoz
de la autoridad de parques Charisse Hill.
Hill
apuntó que han difundido recomendaciones generales para “promover la coexistencia”
con los coyotes y evitar posibles conflictos.
“Los
coyotes sanos que no son alimentados (por las personas) o condicionados por los
humanos harán todo lo posible para evitar el contacto humano”, dijo.
Desde
la página web del Departamento de Parques y Recreación del Ayuntamiento de
Nueva York se recomienda “no entrar en pánico” ante el avistamiento de un
coyote, aunque advierten que puede resultar una “experiencia alarmante”.
Además,
se pide a los visitantes de los parques que no les alimenten, que eviten dejar
comida o restos en lugares no aptos y que no dejen desatendidas a las mascotas
(especialmente a los gatos).
Recomiendan
mantenerse al menos a 45 metros de distancia, pero apuntan que en caso de que
uno de estos caninos se aproxime es recomendable hacer mucho ruido y gestos
exagerados para que se aleje.
“Alentamos
a todos los neoyorquinos y visitantes a respetar a los coyotes y a darles mucho
espacio. A los dueños de mascotas les pedimos que paseen a sus perros con una
correa y que no saquen a los gatos por seguridad. No permita que sus mascotas
jueguen o se acerquen a los coyotes”, dijo Hill.
La
portavoz explicó que la presencia de coyotes en las zonas urbanas se remonta a
tres décadas atrás y que los avistamientos son más comunes en el distrito
septentrional del Bronx, en concreto en los parques de Peham Bay y Van
Cortlandt.
Estos
animales son “curiosos y adaptables” y pueden explorar hasta 16 kilómetros en
una sola jornada.
La
razón por la que los coyotes se animan a adentrarse en las ciudades, dice Hill,
es por la ausencia de depredadores como los lobos o el león de montaña con los
que se pueden topar en otros hábitats.
“Los
hábitats urbanos también brindan lugares apartados para que los coyotes vivan y
puedan evitar el contacto directo con las personas”, dice la portavoz, antes de
subrayar que en algunas áreas urbanas las condiciones pueden ser “ideales”
debido a la abundancia de comida como ratas y ratones.
Además,
dada su naturaleza omnívora, también se alimentan de aves, reptiles y anfibios,
así como de plantas frutas y frutos silvestres.
En
este sentido, Hill apuntó que “incluso pueden ser beneficiosos para los humanos
al ayudar a controlar la población de roedores”, precisamente una de las
recurrentes preocupaciones de los neoyorquinos y especialmente de los
habitantes de los acomodados barrios en torno a Central Park, que se quejan
constantemente de la presencia de ratas.
El
nuevo inquilino del icónico parque neoyorquino parece más que adaptado a su
nueva residencia, aunque, de momento, sigue viviendo solo.
“No
tenemos ninguna razón para creer que la población en el parque esté creciendo”,
dice Hill.
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