Se sospecha que el artista se ahorco en su reticencia en Los Ángeles
Chester Bennington (Phoenix, 1976), vocalista
del grupo de rock Linkin Park, ha sido hallado muerto en su casa de Palos
Verdes, en Los Ángeles, según ha confirmado la oficina forense de la ciudad
californiana. "La principal hipótesis que manejan los investigadores es la
del suicidio", declaró un portavoz. El cuerpo ha sido descubierto ahorcado
esta mañana, antes de las 09.00, hora local de California (18.00, hora
peninsular en España). Tenía 41 años y seis hijos de dos matrimonios.
El cantante tuvo una infancia dolorosa:
nacido y criado en Phoenix (Arizona), hijo de una enfermera y un policía que
trabajaba en casos de abusos sexuales, comenzó a consumir drogas con asiduidad
a los 11 años, tras el divorcio de sus progenitores y la obtención de la
custodia por parte de su padre. Bennington declaró también haber sido objeto de
abusos sexuales por parte de un hombre adulto desde los siete años, situación
que presuntamente se alargó durante más de un lustro. La música fue un
salvavidas para el joven, que antes de entrar en Linkin’ Park grabó tres discos
con una banda llamada Grey Daze, enormemente influenciada por la escena grunge.
En 1996, una de las bandas más emblemáticas
de esa escena, Soundgarden, publicó el que fue su último álbum en más de 15
años. El grupo se separó poco después en un gesto que marcó los últimos
compases de la era del grunge; una época en la que un puñado de greñudos
criados en la independencia discográfica pusieron patas arriba la industria
musical. Aquel mismo año, unos jóvenes de un suburbio de Los Ángeles formaron
un grupo llamado Xero, que no acabaría de funcionar hasta 1999, con el fichaje
de un desconocido cantante llamado Chester Bennington y un definitivo cambio de
nombre. Había nacido Linkin’ Park, una banda que, más allá de sus cualidades
musicales, resulta imprescindible para entender el devenir del metal comercial
en en siglo XXI, y sus diferentes fusiones con rap y electrónica.
Bennington, que declaró en varias ocasiones
que uno de los grupos favoritos en aquella época era Stone Temple Pilots,
cumplió un sueño al ser convocado en 2013 como reemplazo del cantante original
de la banda, Scott Weiland, puesto que dejó en 2015 para concentrarse al 100%
en Linkin’ Park.
Inicialmente vistos como una versión más
comercial de Limp Bizkit, el grupo de Bennington supuso la cristalización de
aquel nu-metal que fue creciendo en los años 90 de mano de bandas como Korn,
los primeros Deftones, Slipknot o los propios Limp Bizkit. De repente, el rock
blanco y radiofónico del recién estrenado siglo se expandía de forma
incontrolable, con innumerables bandas que nunca han vuelto a alcanzar aquellas
cotas de popularidad, como Papa Roach, Stand o Coal Chamber.
De entre todos ellos, nadie ha sabido
reinventarse y mantenerse como Linkin’ Park, una banda que ha ganado dos
Grammy, ha vendido 68 millones de discos y ha sobrevivido a todos los bandazos
de la industria. El último álbum de la banda apareció el pasado 19 de mayo,
exactamente al día siguiente de que Chris Cornell —vocalista de Soundgarden y
amigo personal de Bennington— se ahorcase en una habitación de hotel en
Detroit. Este jueves, Cornell habría cumplido 53 años.
La muerte de Cornell fue un duro golpe para
Bennington, que hizo pública una carta en la que le decía a su amigo: “No puedo
imaginar un mundo sin ti en él; rezo para que encuentres la paz en la otra
vida”.
El 22 de junio, Linkin Park estuvo en
concierto en Madrid, y el pasado 3 de julio, en Londres. El inicio de su gira
estadounidense estaba preparado para el próximo jueves, 27 de julio, con una
presentación en Massachusetts. Su último videoclip, Talking To Myself, se
publicó horas antes de que se supiera que Bennington había muerto.
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