Washington, 13 abr (EFE).- EE.UU.
usó hoy por primera vez en un conflicto la mayor bomba no-nuclear, la llamada
"Madre de todas las bombas", para destruir un complejo de túneles del
Estado Islámico (EI) en Afganistán, con lo que mandó también un mensaje de
fuerza al grupo yihadista.
El bombardeo con la GBU-43, un
gigantesco proyectil de 10 toneladas que mata con una imponente onda de presión
aérea, fue ejecutado hoy a las 19.32 hora local (15.02 GMT) en el distrito de
Achin, provincia oriental de Nangarhar.
El presidente estadounidense,
Donald Trump, aseguró que dio "total autorización" a las Fuerzas
Armadas para que utilizaran la "Madre de todas las bombas" contra el
EI.
El portavoz de la Casa Blanca,
Sean Spicer, indicó hoy que el objetivo era acabar con un "sistema de
túneles y cuevas" del EI en Afganistán que "les permitía moverse con
libertad y atacar con más facilidad a los asesores (militares) estadounidenses
y las fuerzas afganas".
El proyectil, el mayor disponible
en el arsenal estadounidense (mide más de nueve metros de largo y tiene un
diámetro de algo más de un metro), fue transportado por un avión Hércules
MC-130, liberando un poder de destrucción equivalente a 11 toneladas de TNT.
No obstante, esa potencia es
mucho menor que las 15.000 toneladas de TNT de energía liberada por
"Little Boy", la bomba nuclear lanzada en Hiroshima (Japón) en 1945,
una fracción mínima del poder de una ojiva nuclear actual.
La bomba, en servicio desde 2003,
solo había sido utilizada en pruebas y ha sido diseñada no solo para destruir
búnkers y túneles, sino como arma psicológica.
El bombardeo de hoy fue anunciado
en poco menos de dos horas después de llevarse a cabo, una premura poco
habitual para el Pentágono, que puede tardar varios días en confirmar un
ataque, especialmente hasta evaluar el impacto.
Nangarhar, en el este afgano, es
la remota región en la que los yihadistas del EI se han asentado para ampliar
su presencia en la que llaman provincia de Jorasán (parte de su autodeclarado
califato).
Esa zona es el paso que conecta
por tierra Kabul con Peshawar (Pakistán) y alberga la famosa zona montañosa de
Tora Bora, donde el fallecido líder de Al Qaeda Osama bin Laden se ocultó,
aprovechando un sistema de cuevas, tras los atentados del 11 de septiembre de
2001 contra Estados Unidos.
Según indicó hoy el general John
W. Nicholson, comandante de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, los
yihadistas del EI han estado trabajando en defensas subterráneas y búnkers para
consolidarse en zonas remotas del este afgano y poder atacar a tropas
estadounidenses y afganas.
"El bombardeo estaba
diseñado para minimizar el riesgo para las fuerzas afganas estadounidenses que
realizan operaciones de sobre el terreno en esa zona, al tiempo que se maximiza
la destrucción de combatientes e instalaciones del EI-Jorasán", explicó el
Pentágono en un comunicado.
"Esta es la munición
adecuada para reducir los obstáculos y mantener el ritmo de la ofensiva contra
el EI-Jorasán", explicó Nicholson, en un comunicado emitido desde Kabul.
Estados Unidos ha realizado
operaciones antiterroristas en esa zona; en una de las últimas, el 8 de abril,
falleció un miembro de las fuerzas especiales en combate cara a cara con los
yihadistas.
El uso de la "Madre de todas
las bombas", que está guiada por un sistema de posicionamiento satélite,
pero no tiene propulsión, indicaría que la zona estaba ampliamente ocupada por
operativos e instalaciones del EI, sin evidente presencia de civiles.
El Pentágono aseguró hoy que
"se tomaron las precauciones para evitar víctimas civiles", pese a
que el proyectil no es considerado de precisión.
El Pentágono analizará ahora la
zona del impacto con drones e imágenes satélite para determinar el éxito y
alcance de la misión, que supone una escalada táctica en lo que hasta ahora
habían sido bombardeos puntuales contra líderes yihadistas y operaciones
antiterroristas sobre el terreno. EFE
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