Científicos
han logrado la primera hoja de ruta del envejecimiento ovárico y establecer la
implicación de algunos genes. imagen ilustrativa.
La pérdida paulatina de la fertilidad está
provocada en parte por un declive en la funcionalidad de los ovarios debido a
la edad, pero los mecanismos que están detrás no se conocen. Ahora, científicos
han logrado la primera hoja de ruta del envejecimiento ovárico y establecer la
implicación de algunos genes.
El
estudio, realizado en primates, se publica en la revista Cell y los genes
identificados podrían ser usados como biomarcadores y objetivos terapéuticos
para, en un futuro, poder diagnosticar, extender el período fértil y tratar la
infertilidad femenina.
También,
las enfermedades ováricas asociadas con la edad, como el cáncer de ovarios,
según los autores.
La
investigación está liderada por científicos de centros de EEUU y China y el
hecho de haberla realizado en monas es “muy relevante”, relata a Efe el español
Juan Carlos Izpisúa Belmonte, del Laboratorio de Expresión Genética del
Instituto Salk en California, quien recalca que estudiar el envejecimiento en
primates es fundamental “si realmente queremos trasladar el conocimiento a la
práctica clínica”.
En
este estudio, resume, “encontramos que el estrés oxidativo es clave en el
envejecimiento ovárico”.
El
ovario es un órgano reproductivo complejo en el que una célula ovárica, llamada
ovocito, sufre meiosis -división y reproducción celular- para convertirse en un
óvulo, recuerda el Instituto Salk.
Las
mujeres nacen con un número determinado de ovocitos que comienzan a ser menos
funcionales una vez que estas cumplen 35 años, lo que acaba provocando
infertilidad, según el conocimiento actual.
Por
eso, una mejor comprensión del entorno molecular ovárico así como de los
mecanismos que hay detrás de su envejecimiento podría servir para desarrollar
nuevas terapias para problemas de infertilidad, así como para extender el
período fértil en la mujer.
Para
avanzar en este sentido, los investigadores estudiaron y compararon 2.601
células ováricas de monas jóvenes, de 4 a 5 años, y de monas de más edad, de 19
a 20 años, edades que son comparables a las de mujeres de aproximadamente 16 y
60 años, respectivamente.
E
identificaron patrones de actividad genética para cada tipo de célula ovárica,
incluidos los ovocitos y las células de la granulosa (aquellas que rodean a los
ovocitos a medida que se desarrollan).
Al
igual que en estudios previos con ratones, el equipo observó cambios en la
función de genes relacionados con el estrés y la división celular en las
hembras primates.
Asimismo,
constataron cómo a medida que los ovocitos y las células de la granulosa
envejecían algunos de los genes que tienen que combatir el estrés celular se
volvían menos activos, provocando daños y deterioro.
Los
científicos, entonces, compararon sus resultados con células de la granulosa de
mujeres sanas con edades comprendidas entre los 21 y 46 años y vieron también
un daño por el estrés celular asociado a la edad, así como muerte celular.
Además,
identificaron que los genes antioxidantes GPX1 y GSR, en los ovocitos, y IDH1 y
NDUFB10, en las células de la granulosa, están relacionados con la función
ovárica.
Para
entender mejor esta conexión entre envejecimiento ovárico y estos genes
antioxidantes, los científicos comprobaron qué sucede en las células humanas
cuando, en concreto, los genes IDH1 y NDUFB10 pierden su función: comprobaron
que sin ellos las células envejecen.
“Los
resultados sugieren que estos genes juegan un papel crítico en la protección de
las células ováricas contra el estrés celular durante el envejecimiento tanto
en humanas como en primates”, resumen los autores, que apuntan que estos genes,
en concreto IDH1 y NDUFB10, podrían ser “biomarcadores prometedores” para el
diagnóstico y tratamiento del deterioro de los ovarios con la edad.
Ahora,
explica a Efe Izpisúa, están tratando de averiguar si estos genes antioxidantes
son específicos del envejecimiento ovárico o si pueden estar relacionados con
el envejecimiento en general.
Este
trabajo proporciona “una comprensión integral” de los mecanismos específicos
del envejecimiento ovárico de los primates, con una resolución célula a célula,
indica Guang-Hui Liu, de la Academia China de Ciencias y antiguo investigador
asociado al grupo de Izpisúa.
Para
Concepción Rodríguez-Esteban, también del Salk, los resultados sientan las
bases para la evaluación cuantitativa de la calidad de los ovocitos y la edad
reproductiva en las mujeres.
El
estudio, agrega a Efe, enseña nuevos marcadores de diagnóstico que, junto a los
hallazgos moleculares, “serán fundamentales para el desarrollo de
intervenciones que promuevan un envejecimiento más saludable”.
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