Tokio,
10 abr .- Las primeras colonias espaciales estarán en túneles en la Luna, donde
Japón prevé que los humanos se instalen en 2030 en enclaves autosuficientes que
ya están siendo diseñados por el Centro de investigación de colonias espaciales
(RCSC) nipón.
Establecido
en noviembre de 2017 y liderado por la primera mujer japonesa astronauta,
Chiaki Mukai, este centro dependiente de la Universidad de Ciencias de Tokio
(TUS) tiene la tarea de desarrollar la tecnología óptima para garantizar la
supervivencia en el espacio.
Dentro
del basto universo, el satélite natural de la Tierra es un destino "muy
prometedor y muy realista" dada su cercanía, apenas se tardan tres días en
llegar y por ello incluso la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA)
se ha sumado a la conquista lunar, explica Mukai.
El
puntero centro, que agrupa a una treintena de brillantes científicos nipones,
busca alternativas a la Estación Espacial Internacional (EEI), cuyas
operaciones está previsto que acaben la próxima década.
"Si
lo pensamos, la EEI no es más que un 'camping' al que tenemos que llevar todo
lo necesario desde la Tierra: agua, comida, ropa, cualquier cosa, excepto los
paneles solares. Si vamos a la Luna, necesitaremos usar sus recursos y hacer
que todo sea eficiente mientras reciclamos", reflexiona Mukai.
Con
esta visión, se trabaja en resolver cuatro grandes problemáticas: el diseño de
un espacio habitable, con capacidad de abastecerse de energía y almacenarla,
con tecnología para reciclar aire y agua, y en el que se puedan cultivar
alimentos.
La
propuesta del RCSC presenta un habitáculo con forma de cápsula construido en
los túneles ya hallados bajo la superficie de la Luna, una ubicación ideal para
protegerse de los efectos de la radiación.
"En
el futuro imaginamos que podría haber varios módulos de vida acoplados los unos
a los otros", dice Mukai, así como instalaciones en la superficie,
orientadas para estancias cortas y uso turístico.
Para
la astronauta, de 66 años y con dos viajes al espacio en su trayectoria (1994 y
1998), la visión de una colonia en el espacio es más la de turistas acudiendo a
hoteles que la de grandes urbes.
Para
garantizar la viabilidad de esta residencia, los científicos están priorizando
el estudio del uso de la termoelectricidad (producción de electricidad por
calor) para el abastecimiento de energía y el diseño de un dispositivo que se
instalaría en la pared.
La
diferencia de temperatura entre el interior de la colonia y el exterior es
mucha (de los +10/30 grados Celsius del interior a los +90/130 grados del
exterior durante el día y los -170/230 grados de la noche), lo convierte en un
sistema idóneo.
Pese
a su sencillez, todavía "hay que desarrollar los sistemas para mantener la
temperatura constante", explica el profesor Tsutomu Iida, así como escoger
un material adecuado para su implementación.
La
termoelectricidad tiene un larga historia, pero su uso es limitado porque los
materiales que suelen usarse son tóxicos y muchos han sido prohibidos en
lugares como la Unión Europea.
El
equipo japonés centra sus estudios en el siliciuro de magnesio (Mg2Si), un
compuesto benigno y con reservas naturales abundantes con un tiempo "de
vida" de una década, un período que podría ser superior en mejores
condiciones en el espacio, estima el científico.
Cómo
asegurar la producción de alimentos es otro de los puntos en los que trabajan
los investigadores del RCSC y en un pequeño invernadero realizan pruebas con
patatas, tomates, albahaca y lechugas sumergidas en agua en vez de plantadas en
tierra.
Se
trata de obtener plasma por primera vez en estado liquido de manera artificial
a partir de orina, para crear un compuesto capaz de ayudar a abonar los
cultivos y mantener el agua libre de algas. EFE
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