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En
pleno escándalo por la dinámica de agresiones sexuales y abuso de poder del
productor Harvey Weinstein, que de alguna forma ha convertido a la actriz Rose
McGowan en la principal portavoz extraoficial de las víctimas tanto en las
redes sociales como en los distintos actos públicos que ha protagonizado para
denunciar y dar mayor visibilidad a esta problemática, la policía metropolitana
de la ciudad de Washington ha emitido una orden de arresto contra la intérprete
después de confirmarse -siempre de acuerdo con la versión ofrecida por las
autoridades- que en su equipaje del vuelo que tomó el pasado enero de Los
Ángeles a la capital estadounidense se han encontrado "restos de
narcóticos".
"Los
efectos personales que fueron dejados en el aeropuerto para su inspección el
pasado 20 de enero dieron positivo en una prueba para la detección de narcóticos.
Nuestro departamento de policía se ha intentado poner en contacto con la
señorita McGowan para que aparezca ante la Corte de Virginia y responda así
ante los cargos que existen contra ella", reza el escueto comunicado
emitido por Rob Yingling, portavoz del cuerpo policial de Washington, antes de
aclarar que lo que se le atribuye a la intérprete no es considerado delito,
sino una mera falta.
"La
orden de que comparezca ante el juez ya está registrada en la base de datos de
la policía a nivel nacional", concluye la mencionada nota.
Lejos
de quedarse callada ante las acusaciones, la combativa artista ha vuelto a
recurrir a su perfil de Twitter para -en esta ocasión- negar cualquier tipo de
responsabilidad en este asunto e incluso para dejar entrever que todo podría
formar parte de una sibilina estrategia para "silenciarla", después
de que en las últimas semanas se haya dedicado fundamentalmente a intensificar
el debate sobre el acoso sexual en Hollywood y a ofrecer testimonios
incriminatorios contra el denostado productor, a quien acusa de haberla violado
en el año 1997.
"¿Están
tratando de silenciarme? Me acabo de enterar de que ha emitido una orden de
arresto contra mí en Virginia. Menuda montaña de mie*** de caballo", ha
respondido de forma escueta pero contundente en su cuenta de la famosa red
social.
En
el caso de que fuera cierta la hipótesis de que en las altas esferas se está
tratando de neutralizar la influencia y la credibilidad de una de las actrices
que, de forma más explícita, ha venido luchando últimamente contra el sexismo y
la misoginia en la meca del cine, no sería descabellado pensar que los cargos
que pesan ahora contra ella estarían de alguna manera relacionados con el
intento de soborno que experimentó años atrás.
"Llegaron
a ofrecerme un millón de dólares, gente cercana a Weinstein, para que
mantuviera la boca cerrada sobre lo que me había hecho. Y toda esta gente a la
que yo estaba pagando [sus abogados] no paraban de decirme que aceptara la
oferta para poder así financiar mis proyectos. Yo me quedé como: 'Qué asco,
para nada. No quiero vuestro dinero, eso me haría sentir sucia", expresaba
la semana pasada en un evento.
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