Investigadores españoles han identificado los mecanismos
inflamatorios de los fármacos antipsicóticos en el cerebro, que causan
dificultades en la memoria, atención y planificación de tareas.
Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red
Salud Mental (CIBERSAM), pertenecientes a la Universidad del País Vasco
(UPV/EHU), junto a otros grupos internacionales han desentrañado los mecanismos
celulares que explicarían el deterioro cognitivo tras el uso continuado,
especialmente a dosis elevadas, de antipsicóticos atípicos en personas con
esquizofrenia.
En el estudio, publicado este mes de agosto en Nature
Neuroscience, se demuestra que el bloqueo del receptor de serotonina 5HT2A
provocado por los fármacos antipsicóticos activa una importante vía
inflamatoria en el cerebro, lo que altera la morfología y función de las
sinapsis encargadas de mantener una actividad cognitiva dinámica, fenómeno
conocido como plasticidad sináptica.
Mediante ensayos realizados en modelos celulares, tejido
cerebral de fallecidos con esquizofrenia y animales modificados genéticamente y
sometidos a tratamientos con fármacos, se han detectado anomalías sinápticas
que inducen alteraciones de tipo cognitivo como dificultades en la memoria de
trabajo y capacidad para distinguir entre objetos conocidos y novedosos.
El estudio, además, ha evidenciado que estos déficits
cognitivos se deben a una remodelación de la expresión cerebral de diferentes
genes motivada por cambios en la actividad de las proteínas HDAC2, represoras
de la expresión del ADN.
Según explica el investigador de la UPV/EHU Javier Meana,
“este hallazgo nos abre el camino para avanzar en el diseño de fármacos, aún en
fase experimental, que logren inhibir a estas proteínas y bloquear de esta
manera los daños cognitivos provocados por los tratamientos antipsicóticos”.
Entre los problemas cognitivos asociados a los tratamientos
para la esquizofrenia, y que podrían contribuir a su cronificación, figurarían
los problemas de atención sostenida, la falta de flexibilidad mental en la
realización de tareas y las dificultades para planificar tareas futuras.
El tratamiento con fármacos antipsicóticos atípicos, más
modernos que los denominados típicos, ha supuesto la desaparición de problemas
en la actividad locomotriz de los enfermos, pero también parecer generar,
además de problemas cognitivos, un mayor riesgo de enfermedades metabólicas
como la obesidad y diabetes tipo 2, incrementando así el riesgo cardiovascular.
Sin embargo, explica Javier Meana, “estos tratamientos no
pueden ser retirados precozmente porque facilitan la reaparición de
alucinaciones y delirios. El reto es evitar los efectos adversos manteniendo la
importante eficacia antipsicótica que presentan”.
Noticia tomada de El Espectador.com
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