Taipei, 26 ago.- La
compleja geopolítica entre China y Taiwán desde hace casi 70 años origina
paradojas como la actual, en el que la capital taiwanesa organiza el mayor
evento deportivo de su historia (la Universiada de Taipei) y sin embargo no
puede usar el nombre de la isla ni su bandera en ninguna competición.
Ya en la inauguración,
el pasado 19 de julio, el hecho quedó patente en el tradicional desfile de
atletas y banderas: los anfitriones estaban representados por una enseña
diferente a la nacional y en el cartel que la acompañaba no se leía
"Taiwán", sino "Taipei chino".
La situación se repite
desde hace más de 30 años, cuando Taiwán acordó en 1981 con el Comité Olímpico
Internacional y por presiones de China utilizar ese nombre a cambio de poder
participar en competiciones deportivas mundiales.
Sin embargo, este hecho
duele especialmente cuando la isla es anfitriona y sus aficionados lo ven in
situ.
"Utilizamos el
nombre de China Taipei aun sabiendo que gran parte de la población no está contenta
con ello, tenemos que respetar el acuerdo con el COI", señaló en una rueda
de prensa para los periodistas extranjeros que cubrieron la Universiada el
director general de la Administración de Deporte de Taiwán, Lin Te-fu.
"Hay que cumplirlo
aunque la opinión pública no lo quiera", añadió Lin sobre el acuerdo, que
al menos permite a Taiwán tener selección propia en la FIFA y otras
federaciones deportivas, o participar independientemente en Juegos Olímpicos y
competiciones similares.
De acuerdo con el responsable
isleño de deportes, cuya administración depende del Ministerio de Educación, un
70 por ciento de los taiwaneses quieren que se use "Taiwán" en
eventos deportivos internacionales, así como la bandera nacional, que,
curiosamente, fue la que usó China entre 1928 y 1949.
La política siempre
está presente cuando se trata de las relaciones entre China y Taiwán, incluso
en pruebas deportivas, y la Universiada no es excepción, ya que el Gobierno de
Pekín está practicado un soterrado boicot a Taipei 2017.
Los medios chinos
apenas informan de la competición, en el desfile inaugural el equipo chino no
intervino y el país no compite en las pruebas por equipos, solo en las
individuales, con la excusa de que estos días se celebran en China los Juegos
Nacionales, una especie de Olimpiadas internas.
"Queremos pensar
en positivo y creer que los equipos chinos no pueden participar debido al
solapamiento de competiciones, aunque habría que preguntar a China para saber
la verdad", subrayó Lin.
Curiosamente, cuando
China organizó los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y hubo amenazas de boicot
desde la comunidad internacional a consecuencia de las revueltas tibetanas el
régimen comunista pidió que no se mezclaran política y deporte, un principio
que no parece cumplir esta vez el Gobierno chino.
"Si alguien cree a
China cuando dice que política y deporte no deben mezclarse, quedará muy
decepcionado", aseguró el responsable deportivo de la isla.
Sea como sea, los
atletas de "China Taipei" siguen compitiendo en su Universiada con
grandes éxitos (ocupan los primeros lugares del medallero provisional),
sabedores de que, aunque en su chándal aparece un nombre distinto al que corea
el público, son a ellos a quienes animan.
El asunto se complica
aún más si se tiene en cuenta que también se utiliza con frecuencia en Taiwán
para referirse al Gobierno de la isla el nombre de "República de
China", al entender que el Ejecutivo taiwanés es una suerte de Gabinete en
el exilio del régimen nacido en 1911 al otro lado del Estrecho de Formosa, con
la caída del emperador Qing.
Las tensiones entre
China y Taiwán, de las que deriva este baile de nombres y banderas, tienen su
origen en la guerra civil de 1945-49, cuando el Kuomintang (que gobernaba esa
República de China) perdió frente a los comunistas de Mao Zedong y se refugió
en la isla cuya capital acoge estos días la Universiada. EFE
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