El uso
inadecuado de los pesticidas y otros químicos en el sector primario amenaza con
contaminar las aguas causando daños en la economía y la salud de miles de
millones de personas, según un nuevo informe.
Con motivo de la Semana
Mundial del Agua, que se celebra estos días en Estocolmo, el Instituto
Internacional para la Gestión del Agua (IWMI) y la Organización de la ONU para
la Alimentación y la Agricultura (FAO) han adelantado parte de un estudio
global sobre cómo la agricultura afecta a la calidad del agua.
El aumento de la
producción de alimentos se ha logrado en las últimas décadas mediante el uso
intensivo de fertilizantes químicos y pesticidas, un mercado que mueve cada año
más de 35.000 millones de dólares y que crece con rapidez en países como
Argentina, Malasia, Sudáfrica y Pakistán, según el informe.
"Estamos viendo
que en las economías emergentes se está empezando a hacer un uso elevado de
pesticidas que en otros sitios están prohibidos, mientras que en países
desarrollados se han prohibido los pesticidas más peligrosos", dijo a Efe
el experto del IWMI Javier Mateo-Sagasta en conversación telefónica.
Precisó que en países
en desarrollo todavía se usan pesticidas prohibidos y no se sabe cómo
almacenarlos bien.
"De repente, los
contenedores con restos de esos pesticidas se limpian en los ríos. Está
empezando a ser un problema serio", indicó Mateo-Sagasta, que urge a
evitar que esas sustancias (tóxicas y difícilmente biodegradables) lleguen a
las masas de agua.
En la mayoría de países
ricos y muchos emergentes, la agricultura, responsable del 70 % de las
extracciones de agua en el mundo, ha superado a la industria y los centros
urbanos como el principal factor en la degradación de las aguas debido al
vertido de químicos, materia orgánica, sedimentos, nitratos, patógenos y otras
sustancias.
Según el informe, el 38
% de las masas de agua en la Unión Europea (UE) están bajo la presión de la
contaminación agrícola; en Estados Unidos la agricultura es la principal causa
de polución en ríos y arroyos, la segunda en humedales y la tercera en lagos; y
en China esta actividad está detrás de casi todas las aguas subterráneas
contaminadas por nitrógeno.
El experto señaló que,
en la ganadería, el principal problema deriva de la incorrecta gestión de los
excrementos de los animales, que contienen patógenos y una "importante
carga de materia orgánica que, si acaba en los ríos, consume el oxígeno que hay
disuelto", entre otros muchos problemas asociados a la explotación
intensiva industrial.
Algo parecido ocurre en
la acuicultura con el exceso de nutrientes y materia orgánica que se da cuando
hay una parte de los piensos que no se comen los peces y que acaba contaminando
las aguas.
"Es importante
dosificar muy bien los piensos, el alimento que no se consume y las excretas
para minimizar los residuos", sostuvo Mateo-Sagasta, al tiempo que pidió a
los agricultores adoptar prácticas seguras, para lo que se les debe facilitar
el conocimiento y los incentivos necesarios.
El estudio también se
hace eco de los nuevos contaminantes que en los últimos veinte años han surgido
en forma de medicinas para animales como antibióticos, vacunas y hormonas para
el crecimiento, las cuales pasan de las granjas a los ecosistemas y las fuentes
de agua potable, y contribuyen a un aumento de las bacterias resistentes a los
antimicrobianos.
Los expertos
recomiendan, entre otras medidas, optimizar y limitar la utilización de
químicos en los cultivos para reducir el riesgo de contaminación de las aguas,
establecer zonas de protección alrededor de las explotaciones agrícolas y
sistemas de riego eficientes que permitan recoger las aguas vertidas. EFE
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